Intervenir un edificio histórico es siempre un desafío. Se trata en este caso de reconvertir una residencia magnífica de principios de siglo XX, de enormes dimensiones, en un local que albergue cuatro oficinas de excelente nivel.
Para conseguir las óptimas condiciones de confort se han debido abrir dos patios centrales que, acentuando los espacios cubiertos con claraboyas originales, se transforman en el leit motiv de la intervención. Conseguir que los insertos diseñados se integren silenciosamente al edificio que los recibe es el objetivo de este proyecto.